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En 50 años me he cruzado con varios planes productivos y de ciencia y técnica asociados, preparados por distintos gobiernos de nuestro país.

En materia de producción industrial la meta fue siempre la misma: anunciar el crecimiento de algunas de las producciones más destacadas, identificando volúmenes a futuro, exportaciones posibles e importaciones necesarias y las inversiones asociadas. 

O sea,un planeamiento sectorial, pensado centralmente desde la oferta, imaginando que habrá demanda nacional y externa para lo que se produzca. 

En algunas ocasiones se agregan sectores con posible demanda externa, sea por producir minerales u otros bienes primarios que escasean en la matriz del mundo central o como es el caso de la industria del software, por la posibilidad de integrarse a cadenas de servicios financieros y de entretenimiento, por los bajos costos internacionales del trabajo local.

Nunca me quedó claro el objetivo social de esa metodología.

¿Se espera generar mayores ganancias empresarias?

¿Se centra la mirada en la generación de exportaciones mayores que las importaciones?

¿Cómo se beneficia el conjunto de la sociedad? ¿Sólo porque habría más trabajo directo e indirecto?

En el caso de los planes de ciencia y técnica el problema es más agudo.

Antes del último plan, presentado en 2023, se atravesó por décadas en que en materia productiva nuestras prioridades fueron a imagen y semejanza de las innovaciones de punta en el mundo central, con el pequeño detalle que en caso de tener éxito, las conclusiones no podrían ser aplicadas a nuestra estructura productiva, que estaba y está lejos de ser de punta. Desfilaron títulos como el tratamiento de la superficie de metales; la nanotecnología; la microelectrónica y varios otros, solo porque eran los desafíos planteados en Europa, EEUU o Japón.

La distancia entre los objetivos de esos planes – no por casualidad de bajísimo resultado – y la vida de los ciudadanos de a pie se mantuvo enorme, obstinadamente enorme.

El último plan, que lamentablemente no comenzó a ejecutarse, formula sus metas en un marco de interés comunitario enteramente distinto aunque es evidente que no puede pretender un giro rotundo si es que debía ser implementado inicialmente por el mismo colectivo de investigadores. Desde su génesis, de intenso trabajo federal, abre una puerta a un cambio cualitativo imprescindible, si es que la ciencia y la tecnología se han de constituir en palancas validadas socialmente para aspirar a una vida mejor. 

UNA INSPIRACIÓN SALUDABLE

Mariana Mazzucato dirige el Instituto para la Innovación y la Utilidad Pública (IIPP), con sede en Inglaterra. Ha publicado mucho material sobre la acción del Estado y los efectos sociales.

En julio 2024 se difundió un documento: Mission oriented industrial strategy (Estrategia industrial orientada por misiones), que resulta de especial valor para nuestro país. 

La idea central de la propuesta es que todo plan debe plantearse una misión de alcance social, cuyo cumplimiento sea la medida del éxito.

Veamos como ejemplo paradigmático la meta de aporte nulo al aumento de temperatura global.

Es habitual exponer este objetivo como sinónimo a la llamada transición energética, que apoye la generación de energía en recursos renovables. Eso simplifica erróneamente la cuestión y lleva a un análisis sectorial ( generación de energía) cuando en realidad deben ser analizadas y modificadas al menos:

  1.  Generación, distribución y forma de uso de la energía.
  2. Forma de transporte y eficiencia del uso de energía en esto.
  3. Construcción y autosuficiencia energética de viviendas y ámbitos públicos e industriales.
  4. Producción, distribución y consumo de alimentos.

Estos cuatro ámbitos, interactuando y retroalimentando efectos son responsables del resultado final.

Por lo tanto, para alcanzar la meta se necesita un trabajo gubernamental articulado, con la creación de mecanismos de medición de impacto y la construcción de redes de diseminación de los resultados positivos. 

Esto no tiene nada que ver con otorgar estímulos de algún tipo a inversores que definan su propio proyecto y que sean evaluados solo por el monto del capital que aporten.

Procurar estas metas compartidas genera valores compartidos y por lo tanto es valioso sumar a organizaciones de la sociedad civil y a sindicatos en los análisis y propuestas.

Vale decir: Trabajar en formular planes que emerjan del seno de la comunidad y no de una burocracia o tecnocracia.

Un ejemplo muy relevante que utiliza el informe es el desarrollo de la vacuna Oxford Astra-Zeneca contra el Covid 19.  A diferencia de otros laboratorios, aquí se constituyó un grupo de seguimiento público privado que estableció como uno de los objetivos centrales alcanzar un producto de precio suficientemente bajo como para minimizar el umbral de acceso internacional.

De modo similar, el informe menciona varios casos donde la misión logró poner los efectos sociales por encima de los económicos.

El Instituto ha creado, asimismo, un laboratorio de análisis social previo a la formulación de planes de alta sensibilidad comunitaria.

En el caso de Bangladesh, por ejemplo, se trabajó sobre seis metas macroeconómicas simultáneas – aumento acelerado del PBI; pobreza cero; estabilidad macro; educación universal; urbanización; servicios eficientes – delineando opciones de trabajo que no constituyeran escenarios dañinos para los sectores más vulnerables.

En definitiva, el trabajo metodológico sintetiza el cambio de metodología necesario, explicitando 8 mitos a combatir, algunos bien conocidos por los argentinos de estos tiempos:

  1. El crecimiento es la misión.

A reemplazar por: el crecimiento es el resultado de las misiones.

  1. La transformación digital, la capacitación y la inversión en I+D son misiones.

A reemplazar por: La transformación digital, la capacitación y la inversión en I+D son ejemplos de condiciones horizontal para el éxito de las misiones.

  1. No hay dinero.

En su lugar: Hay dinero si las misiones contribuyen a expandir la capacidad productiva de la economía.

  1. La política industrial debe elegir ganadores.

En su lugar: La política industrial debe elegir objetivos.

  1. El proceso de definir misiones es tecnocrático.

En su lugar: Las misiones son pensamiento en grande de los gobiernos, en colaboración con la sociedad civil, los trabajadores y los empresarios.

  1. El sector público debe minimizar el riesgo del sector privado.

En su lugar:El sector público y el privado deben compartir riesgos y recompensas.

  1. Las misiones van desde arriba hacia abajo en la estructura de poder.

En su lugar: Las misiones deben ser diseñadas para estimular las soluciones desde abajo hacia arriba. 

  1. Las misiones son simples.

En su lugar: Las misiones requieren encarar fuertes dificultades.

A continuación se ofrece el documento completo, y la traducción en español, que debería ser analizado como un breve manual de pensamiento y de procedimiento.


emm/13.8.24

3 comentarios en “La preparación de planes productivos

  1. Bruno Lomazzi dice:

    El pensamiento de Mazzucato es muy interesante. La posibilidad de que este sitio se convierta en un centro de discusión/irradiación de análisis innovadores de la realidad, levanta un poco el ánimo frente a tanta suciedad en las redes, la política y los negocios.

    1. Enrique Mario Martinez dice:

      Muchas gracias. De nuestra parte esa es la vocación. Hay que diseminar la iniciativa y los conceptos contenidos en ella.

  2. Roke Naranjo dice:

    Estimado Martínez, lo que usted expone con amplio conocimiento y la propuesta de analizar el documento de Mariana Mazzucato completo como un breve manual de pensamiento y de procedimiento es un desafío para quienes están en esos temas. En su desarrollo usted refiere siempre al rol del Estado en esos procesos de elaboración de planes productivos y de ciencia y técnica asociados. Disculpe usted si estoy muy obsesionado con la realidad en la que estamos viviendo en Argentina, pero no puedo dejar de interrogarme acerca de cómo pensar en instrumentar los procesos para alcanzar los objetivos que nos propongamos en planes productivos y de ciencia y técnica asociados, cuando no sólo hemos perdido el gobierno de nuestro país sino que estamos asistiendo a la destrucción paulatina del Estado en todos los órdenes. No propongo dejar de trabajar en las áreas económicas e industriales para dedicarse exclusivamente a recomponer las relaciones con nuestro pueblo –cosa que indudablemente hay que hacer-, pero creo que los especialistas económicos deberían exponer a viva voz y con fundamentos las consecuencias de cada acto que está realizando este gobierno. Peleársela continuamente y no asistir indignados y pasivamente, o encerrados debatiendo teóricamente. No se trata de que saquen artículos en medios que leen los del palo o pretender que nos den espacio los hegemónicos que de alguna manera apoyan las medidas según sus propios intereses. Creo que el desafío es encontrar la manera de contrarrestar la ofensiva de manera masiva, audaz, provocativa, inventando nuevas formas. Es como actualizar aquel “con tiza y con carbón”. ¿Dónde están nuestros intelectuales “orgánicos” especializados en comunicación? ¿Dónde están nuestros artistas para ayudar a exponer creativamente ideas claras?
    Seguimos encerrados en nuestras burbujas, alimentando nuestros egos. Afuera está el pueblo, no solo siendo manipulado sutilmente sino transformándose sin saberlo en sus propios verdugos.

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