ELMA XXI – Una logística Soberana para el desarrollo nacional
Los mercados libres no existen, todos están regulados. Los regula el Estado, en defensa del Pueblo, o el capital, a favor de sus ganancias.
En la actual condición de dependencia y colonialismo de la argentina, el concepto de “país periférico en vías de desarrollo”, o “subdesarrollado”, es falso ya que no es una etapa previa o truncada en el camino del crecimiento, sino la condición de existencia de desarrollo y riqueza en los “países centrales”. Por lo que sería correcto nombrar como países oprimidos a los “periféricos” y opresores a los “centrales”. Las cosas por su nombre.
Así, la política nacional se encuentra subordinada a la economía globalizada.
Para dar vuelta esta situación y lograr un país independiente, la industrialización y sustitución de importaciones son tareas ineludibles. Producir, comercializar y transportar lo que ahora importamos nos dará soberanía política e independencia económica, sólo así la moneda e intereses extranjeros dejarán de ser mandantes en el quehacer nacional.
Que hacer
Las normativas y medidas impositivas resultan débiles para cumplir el objetivo. Pueden someter transitoriamente a las multinacionales, pero si el verdadero poder, la producción, no cambia de mano resultan impotentes. El capital concentrado jamás lo hará por nosotros, y tampoco tendrá lugar por medio de las burguesías nacionales, alineadas a él. Se requiere de herramientas más ágiles y potentes que las del propio capitalismo.
Para lograr una victoria permanente de los Pueblos sobre el capital, Las Sociedades y Corporaciones del Estado deben ocupar los sectores estratégicos de la economía que las multinacionales ocupan hoy.
Las Sociedades del Estado son una forma de propiedad social de los medios de producción, por definición, impenetrables al capital privado. A partir de ellas y su sociedad, son posibles las Corporaciones del Estado. Son la gran escala al servicio del Pueblo, no de la ganancia y acumulación. Con herramientas de fiscalización y participación popular desde su constitución (informes públicos de gestión obligatorios, plebiscitos vinculantes, revocatorias de mandato, elecciones a nivel municipal, distrital, provincial y nacional) nace un Estado Empresario sano, dinámico, participativo y justo, comprometido socialmente con planes concretos, tangibles, pero por sobre todas las cosas potente y constante, seguro. Así, con un Estado que ejerza el poder de producir, las amenazas capitalistas de desabastecimiento, des financiación, inflación, pierden autoridad. Es el actor social que vencerá al capital en su arena central: los mercados.
De eso se trata precisamente la creación de la nueva Empresa de Líneas Multimodales Argentinas ELMA XXI, Corporación de Sociedades del Estado, de la nacionalización de nuestro Comercio Exterior que nos dará soberanía política, del desarrollo industrial para autoabastecernos y lograr la independencia económica, y de la logística interior que nos permitirá conquistar la justicia social. Será la encargada de defender los intereses del país frente al apetito insaciable de las potencias centrales y sus armas de dominación, las transnacionales del transporte. Junto a instituciones estatales como el IAPI XXI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio Siglo XXI), la Junta Nacional de Granos (JNG), Junta Nacional de Carnes (JNC), Junta Nacional de Pescado (JNP) y toda otra que sea menester, se harán cargo del acopio, comercialización y transporte estratégico de la producción argentina.
Repetir la ELMA (Empresa de Líneas Marítimas Argentinas) del siglo XX sería negar la más profunda transformación del transporte después de la containerización de las cargas, esto es, la conversión al sistema multimodal de todas las empresas de transporte. Por eso hoy, transporte marítimo, ferroviario, carretero y aeronáutico se combinan en una corporación estatal que es la ELMA XXI. Corporación que
permitirá unir todos los modos en un único servicio “puerta a puerta” de cargas y pasajeros, contratado en un solo mostrador. Así, la unificación y combinación de los servicios, nos darán un transporte más barato y seguro que el actual.
Resultaría excesivo, en un artículo, detallar cada una de las modalidades de transporte que contempla el proyecto de ley “ELMA XXI – CORPORACION DEL ESTADO” que contó con estado parlamentario desde el año 2013. Pero de detallar uno, nos remitimos a el más seguro, federal, barato, ecológico y, sobre todo, el más popular… el tren.
Esa especie de tela de araña gigante, que es la red ferroviaria argentina, fue trazada por los ingleses en 1850 para fortalecer la centralidad del Puerto de Buenos Aires y la preeminencia del Comercio Exterior por sobre el Mercado Interno. Durante más de un siglo y medio, los sucesivos gobiernos, inclusive los más nacionalistas y populares, han respetado aquel orden.
Bueno, llegó la hora. Este proyecto lo cambia todo.
Con una línea ferroviaria paralela a la Ruta 40, cerraremos todas las líneas verticalmente, de manera que todas las provincias del Oeste de la Patria se comuniquen directamente entre sí. El Ferrocarril Federal Andino conectará a La Quiaca, en Jujuy, con Ushuaia, en Tierra del Fuego, pasando por Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz, sin apartarse nunca de la Cordillera de los Andes. La explosión económica, turística, social, política y cultural, que esta obra patriótica producirá en las 11 provincias mencionadas, es impredecible. También serán beneficiadas las provincias centrales de Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, La Pampa, que tendrán conexión ferroviaria directa con las otras, dando apenas un pasito hacia el oeste. De ahí el nombre de Federal, porque privilegia la independencia de esta Traza Andina, que conecta las Provincias entre sí, contra la traza unitaria de los ingleses.
Complementando el Sentido Federal de la obra, también habrá una línea ferroviaria según una Traza Atlántica, paralela a la Ruta Nacional número 3, que bajará desde Bahía Blanca, en Buenos Aires, hasta Ushuaia, en Tierra del Fuego, pasando por Río Negro, Chubut y Santa Cruz, pegada a la costa marina, de la misma forma que la andina copiaba a la cordillera. Con estos dos emprendimientos, más el antiguo Ferrocarril Urquiza en el Litoral y los ramales que corren paralelos a la frontera norte del país, conectando horizontalmente a Misiones con Formosa y el NOA, se cierra el Perímetro Ferroviario Nacional. El efecto que esta Traza Federal Perimetral producirá es de un alto valor geopolítico, relación cultural y comercial con los países hermanos, control y patrullaje, traslado y logística de la Defensa Nacional.
Un productor cualquiera estará conectado con cualquier punto del país. Los turistas podrán elegir entre varios modos de viajar a cada destino que se les ocurra. Podrán construirse pequeños aeropuertos de cabotaje, grandes playas de transferencia de cargas, nuevas poblaciones, todo asistido por la logística barata y limpia del ferrocarril. Las producciones regionales, de cualquier tipo que sean, circularán verticalmente como nunca antes, dando lugar a un comercio y una industria hoy desconocidos. El renacer de cientos de pueblos fantasmas que dejó el achicamiento del Estado en los últimos 40 años, crecimiento de nuevas ciudades en zonas desérticas, con hospitales, escuelas, fábricas, mercados centrales en cada estación ferroviaria con no más de 50 kilómetros de distancia. Sólo es necesario dejar volar un poco la imaginación para ver la explosión de trabajo, consumo y cultura que el proyecto ocasionará.
La necesaria industrialización encontrará, en la logística, su mejor aliado y herramienta estratégica.
Con el desarrollo de la Corporación multimodal, la industria argentina florecerá en todos los puntos de la Patria. Doble efecto positivo tendrá en la matriz productiva nacional ya que, siendo la automotriz, principal generadora de empleo de la industria liviana y la ferroviaria, aeronáutica y naval “madres de industria” cualquier proveedor Pyme certificado de estas terminales estatales quedará en condiciones de fabricar
cualquier bien por debajo de su nivel de complejidad. Por lo tanto, estarán en condiciones de fabricar prácticamente todo lo que consume la Argentina. La capacidad técnica de la clase media, hoy devaluada al sector de servicios, volverá a crecer de la misma forma que nació, de la mano del Estado y el proceso de sustitución de importaciones. En el territorio de la Capital Federal, la creación de una sociedad carretera que se encargue del transporte de cargas, mensajería y pasajeros, más la recuperación de la administración estatal de Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE), pondrá a tope su capacidad industrial instalada, el desarrollo de proveedores autopartistas y material ferroviario (Igarreta S.A. en Parque Patricios, Talleres San Miguel en Villa Santa Rita y numerosos talleres mecánicos, hoy sin mercado). Como también, la puesta en práctica del Plan Naval, reactivará la producción del Complejo Industrial Naval Argentino (astilleros Tandanor y Almirante Storni, ex Domecq García) y fomentará el crecimiento de naval partistas en el extremadamente empobrecido sur de la Ciudad más rica del país.
Esperar que los cambios profundos en salud, educación, alimento, vivienda y trabajo, vengan de la mano de aquellos que nos explotan, los que han traicionado a su Patria en pos del beneficio personal, es un acto de inocencia política que no nos podemos permitir. Sólo el Pueblo salvará al Pueblo no es sólo una linda frase, sino el resultado del análisis de la historia argentina.
Porque con la privatización de Ferrocarriles Argentinos, los argentinos perdimos el tren, que era el transporte de las cargas y de los pobres, pero detrás de él, cayeron todos los talleres ferroviarios (Materfer, Forja Argentina, Tafí Viejo, Fábrica Argentina de Vagones y Silos, Aceros Potrone, Astillero Río Santiago, Talleres de Vía y Obras, Talleres de Junín, y muchos más). Con la privatización de Aerolíneas Argentinas, quebró la línea de bandera nacional, y detrás de ella, cayeron los talleres y proveedores aeronáuticos (Área Material Córdoba, Taller Aeronaval Central, Taller de Reparaciones de Ezeiza, Taller de Reparaciones de Aeroparque, y muchos más).
Porque, al cerrar ELMA, desapareció la bodega argentina (estatal y privada) de nuestro comercio exterior y detrás de ella, cayeron los armadores, talleres y proveedores navales, la Flota Fluvial del Estado, las Flotas de YPF e YCF, las navieras internacionales Astramar, Del Bene, Maruba, Ciamar, los Astilleros Alianza, Sanym, Corrientes, Domecq García, Astarsa, Mestrina, Astillero Río Santiago (que, aunque no cerró, quedó en estado vegetativo).
Y así, las privatizaciones destruyeron la industria nacional, el trabajo, generaron dependencia económica y anularon la soberanía política.
Contra toda esta destrucción, nuestra ELMA XXI. Por la Patria, por la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación.
Rodolfo Pablo Treber.
Los tres documentos de Rodolfo P. Treber publicados hoy 30.8.24, buscan un objetivo común: convocar al debate profundo sobre cómo salir del drama argentino y delinear las formas que tendrá el escenario futuro. Se expone con pasión; se abren facetas a la polémica sobre los métodos y sobre la formas; pero no hay duda alguna que el objetivo es alcanzar una condición de vida que nos satisfaga a todos, que nos haga emerger del marasmo actual.
A la vez, y como contracara de esa meta, nos aleja del cotidiano y penoso error en que caen buena parte de los analistas políticos y económicos actuales, al dedicarse hasta con pasión a analizar si J. Milei conseguirá las metas de inflación, o estabilizar las reservas, o el equilibrio fiscal, cuando no cabe duda que lo que ha conseguido de modo irreversible en las actuales circunstancias es degradar la vida de gran parte de los argentinos hasta límites nunca vistos, por lo que resulta estéril sumergirse en la discusión macroeconómica de coyuntura.
Discutamos lo que R. Treber propone o lo que se desprende de cualquiera de los otros documentos publicados en Las Tres Consignas. Solo por esa reflexión compartida es que habrá futuro.